viernes, 24 de octubre de 2008

La tele en la escuela

Lazy Town, Patito Feo y Casi Ángeles son programas televisivos donde los niños encuentran una identificación y estereotipos que los representan. Muchas veces los docentes cuestionan y rechazan ciertos temas que se abordan en ellos, lo que genera un efecto adverso en los chicos. Distintas opiniones sobre cómo aprovechar la oferta televisiva en el ámbito de la educación.

Discriminación, niños huérfanos, sexualidad, rebeldía, criterios sobre la belleza y fealdad, o qué significa ser popular, son algunas de las cuestiones que reflejan los programas más vistos por los chicos y adolescentes en la actualidad. Sin embargo, a pesar de la alta capacidad de motivación y seducción que tienen estos programas entre los alumnos, suelen ser reprobados en las escuelas y considerados como banales por los mensajes que dejan.

Asi, se pone en juego o se enfrenta la capacidad de penetración que tienen estos programas en cuanto a patrones sociales y culturales, con los contenidos aportados por la escuela. Pero, ¿qué pasa si el docente utiliza los programas taquilleros de la TV para desarrollar ciertos temas? ¿Se puede crear un ámbito común entre la escuela y la televisión que ayude a la formación de los chicos?

La psicóloga Alicia Susinky argumenta que “el punto fundamental para usar estos programas dentro del aula reside en pensar cuáles son las cuestiones que pertenecen a la realidad y cuáles a la fantasía, y de ahí formar un sujeto cuestionador sobre lo que sucede, sobre lo que se hace o se dice”.

Sostiene, además, que para un maestro es muy importante analizar los contenidos televisivos para que sean aprovechados en el aula. “El docente debe acompañar al alumno en razonar y discutir qué temas se están viendo por televisión y cómo los aborda la escuela, qué niveles sociales están en juego en los programas, qué conceptos son desarrollados, qué hechos ocurren, cómo se resuelven”.

Sin embargo, en muchos ámbitos se debate sobre la buena o mala influencia de estos productos televisivos y se niega que contribuyan de manera positiva en el proceso educativo. Así, novelas juveniles como Patito Feo o Casi Ángeles son cuestionadas por reflejar enfrentamientos entre clases sociales, fomentar ciertos modelos de belleza y hacer hincapié en relaciones efímeras entre adolescentes.

Lo cierto es que lo que se ve en la televisión es trasladado y está instalado en las escuelas y en la sociedad toda. Actualmente está reflejada esta cuestión social profunda de lo popular y de lo divino, o la idea de que ambos tienen que manejarse en ámbitos separados aunque compartan un mismo ambiente físico. Por ello, este tema pasa también por el manejo de cintura política que pueda tener el docente sobre el asunto y fundamentalmente por los principios de respeto y solidaridad que se impartan en el aula más allá de los contenidos pedagógicos.

TV y escuela
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La televisión en la escuela

Muchos sostienen que una escuela que no enseña a ver televisión es una escuela que no educa. Por ello, es deseable que los establecimientos educativos ofrezcan pautas de interpretación y análisis, tanto del conjunto televisivo como de sus programas principales.

Se suele argumentar que "existe una televisión comercial que ha transformado al sistema en un aparato de estupidización del ser humano, en una programación que tiende a transformar al espectador fundamentalmente en un consumidor de un determinado producto o marca”, y se encuentra en ello una precariedad de los contenidos desarrollados por los medios masivos de comunicación. Así, muchos docentes marcan la diferencia entre los canales con productos de mayor rating y las propuestas brindadas por la televisión publica, “Canal 7”, y canales de cable como “Encuentro”, que son indicados para que un docente adquiera herramientas óptimas, primero para su propio descubrimiento y luego para la enseñanza en el aula.

En contradicción a esto, Alicia Susinky afirma que cualquier modelo de televisión es digno de estudio, teniendo en cuenta el lenguaje audiovisual, cómo se utilizan las formas, el sonido, los ritmos, el montaje. Y es aquí donde entra la función formadora de la escuela para fomentar un sujeto pensante, que pueda hacer sus propias elecciones y críticas, pensar a que grupo pertenece y qué es lo que quiere hacer.

La importancia de los mensajes

Quienes critican a los programas “de moda” entre niños y adolescentes observan situaciones engorrosas en los mensajes que ofrecen. Por ejemplo, en muchos dibujos animados aparecen chicos sin padres donde el rol familiar está prácticamente desdibujado, o que, en muchos casos, cuando aparecen los papás son considerados como necios, tontos y que no manejan la situación. Otro hecho es el de considerar a un personaje afeado por su apariencia y características físicas como lo popular distinguiéndolo así del glamour y éxito de lo bello.

Los docentes deben reforzar sus mensajes y generar la discusión y análisis sobre los temas planteados en estos programas, pero no levantar una barrera y cuestionarlos, porque puede ser contraproducente. Así se plantea el tema de la autoridad en la educación, el de hacerse cargo de las discusiones constituidas, el de trabajar con las contradicciones que plantea el chico para establecer los principios básicos de formación ética y social.

En fin, muchas veces los docentes no tienen una mirada crítica sobre los medios de comunicación, por lo que cuestionan ciertos contenidos en los productos televisivos elegidos por los chicos. La idea no es criticarlos y reprobarlos, sino acompañarlos en razonar y discutir qué escuela están viendo por televisión y qué escuela están viviendo. Si se puede razonar y opinar, todo esto no tendría que confundirse, porque son las personas quienes ordenan el conocimiento y no sólo lo que llega desde la ficción.



Fuente: Área Educativa

Por Pablo Rodriguez

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